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Creatividad: no a los límites, sí a los sueños

Creatividad: no a los límites, sí a los sueños

Libro y película cierran el círculo en torno al singular proyecto que los tres hermanos de El Celler de Can Roca han llevado a cabo dejando atrás los límites de la cocina para otorgarle una nueva dimensión a la palabra 'creación'. Nosotros hemos tomado algunos apuntes.

Como preludio a la celebración del 23 de abril del Día Internacional del Libro (el tradicional Sant Jordi en Catalunya), los hermanos Roca, los artífices del laureado El Celler de Can Roca, presentaron su libro El somni/ El sueño que, junto al inminente estreno de la película homónima el próximo 9 de mayo, pone el punto final (o aparte) a un singular proyecto de creación artística que invita a la reflexión, mejor dicho, que la inspira.

Gracias a Alberto Jiménez, community manager de Cameo, hemos tenido el privilegio de asistir a esa presentación, precedida por el preestreno de la película,, y como muestra de gratitud podríamos recomendaros la compra del libro, pero eso lo dejamos a vuestro buen criterio, porque ahora queremos ir más allá.

Por si todo esto os ha pillado de lejos, o un pelín despistados, el 22 de febrero de 2013 (29 de abril a nivel internacional, en Londres), Joan, Josep y Jordi Roca, junto con Franc Aleu y Mediapro, daban a conocer su propósito de organizar una cena en la que, junto a la gastronomía, llevada al extremo en sabores, colores, técnicas y texturas, convergieran todas las disciplinas del arte para crear un instante de belleza única.

Esa cena en 12 actos, con 12 platos insólitos, para 12 comensales de lo más erudito en distintos campos, tuvo lugar en el claustro del Arts Santa Mónica (Las Ramblas, Barcelona), el pasado 6 de mayo.

Todos los preparativos y las creaciones artísticas que han confluido en esa cena de ensueño son la materia prima tanto del libro como de la película que ahora ven la luz. Son centenares las personas que han participado en este proyecto y solo 12 los escogidos para disfrutarlo en primera persona.

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Nosotros, no hace falta decirlo, no estábamos en esa selecta lista, sino que nos incluimos en otra, igual de heterodoxa e internacional, pero mucho más amplia, de los fascinados por esas incontables gotas de creatividad que emanan de todo el proyecto y de los que, desde ya, sueñan con tener la oportunidad, una vez en la vida, de probar al menos un bocado de cuantos allí se sirvieron.

Recientemente, en otro artículo de este blog, hablábamos de Cuestionar para encontrar la creatividad y traíamos a colación, a modo de referentes, nombres como Picasso, Duchamp, Manzoni, Clark o Beuys, que han hecho de la transgresión una seña de identidad y la máxima de su expresión artística.

Entre sonrisas de complicidad de los tres hermanos, Jordi Roca comentaba que esto no ha acabado aquí, que “lo próximo será el videojuego”. Mientras, con la pausada solemnidad que le caracteriza, Joan Roca apuntaba que “hay muchas ideas de platos que se han quedado atrás, en el camino de este proyecto, pero que no se abandonan y en cualquier momento se pueden retomar de otra forma”.

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Pero, ¿qué tienen en común los tigres de la India, la luna, la espuma de higo chumbo “que hay que erradicar de nuestro paisaje”, las cuatro gotas contadas de una viña arrasada por el fuego, la vajilla elaborada de los añicos de botellas de Coca-Cola, la voz de Silvia Pérez Cruz, el David de Miguel Ángel, una masa madre latiendo con puré de cacao y lichi deshidratado y fresco, un quinteto de cuerda robotizado…?

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¿Qué tienen en común un antropólogo, un escritor norteamericano, una física teórica, un director de orquesta, una actriz de Bombay, un narrador y poeta, un especialista en medicina interna, un chef revolucionario, un biólogo, un escultor o una directora de cine?

¿Qué tienen en común un chef, un sommelier, un pastelero y un artista audiovisual que debuta en la dirección cinematográfica?

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¿Qué tienen en común gastronomía, escultura, cinematrografía, danza, ópera, música, ingeniería, palabra, gesto, sonido, olor, sabor, textura…?

Todas estas preguntas conducen a una única respuesta: El somni/ El sueño y, a la vez, generan un nuevo interrogante: ¿cómo unos “simples cocineros” orquestan un proyecto de esta magnitud creativa? Tal vez diciendo no a los límites y sí a los sueños.

¿Alguien se apunta a soñar?