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La responsabilidad social corporativa es un requisito

La responsabilidad social corporativa es un requisito

La RSC de una empresa debe surgir de la propia cultura corporativa y estar en relación con su misión y valores.

La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) podría definirse como una forma de gestión del negocio de las empresas caracterizadas por tener en consideración el impacto de nuestra actividad no solo en los clientes, accionistas y trabajadores, sino también a las comunidades locales, el medio ambiente y la sociedad en general. La RSC de una empresa debe surgir de la propia cultura corporativa y estar en relación con su misión, visión y valores. Además, es importante comunicar la misión y objetivos de las organizaciones en cuanto a RSC en su página web.

Los principales ámbitos en los que actúan la RSC son:

  • Derechos Humanos
  • Derechos Laborales
  • Medio ambiente
  • Protección del Consumidor
  • Salud
  • Lucha contra la corrupción

Ser responsable se ha convertido en un requisito para toda organización. Una empresa que actúa de manera responsable aporta un valor añadido al producto y enriquece la experiencia con la marca.

Uno de los casos más conocidos de buenas prácticas en RSC es la marca The Body Shop que ha sabido convertir la RSC en su valor diferencial, convirtiéndose en representante de la defensa del medio ambiente, la protección de los animales y el uso de ingredientes naturales en cosmética.El caso de esta empresa es un referente ya que fueron pioneros.

Aunque actualmente resulte casi imposible un éxito como el de The Body Shop, todas las marcas deben tener en consideración la RSC porque una gestión poco ética, aún cuando se cumplen las leyes vigentes, puede generar una crisis comunicativa para la organización. Algunos ejemplos han sido el caso de Nestlé y la deforestación, Nike y la explotación o Shell y el petróleo en Nigeria. Destacamos también el caso de IKEA, que ha establecido cooperaciones permanentes con WWF.

Ser socialmente responsable es una actitud estratégicamente rentable que debe aplicarse en todos los procesos y ámbitos de la organización. Si únicamente se realiza como un “lavado de cara”, puede ser contraproducente y perjudicar a su imagen de marca.